Mi gato Bitxo no ve bien o eso piensan las personas que le ven

mi gato no ve bien Mi gato no ve bien, o eso piensan las personas que le ven. Bitxo, el gato que podéis ver junto a mi en la foto, lleva viviendo conmigo casi 8 años. Él llegó a mi vida por «casualidad», como todos. Era un gatito lleno de garrapatas, pulgas, piojos y los ojos completamente cerrados. Su madre le había abandonado porque estaba muy mal.

Cuando llegó a nuestra casa no quería ni comer. Estuvimos muchos días dándole la comida a la boca. Hasta que un día decidió empezar a comer el solito y desde entonces no ha parado.

Él tuvo una enfermedad que afecta a muchos gatitos de la calle, el herpesvirus felino. Y pese a que hicimos todo lo que estuvo en nuestra mano el virus ya había avanzado mucho y sus ojitos no se podían recuperar.

La veterinaria nos dijo que algo veía, y sí algo ve. Sombras. Pero os puedo asegurar, yo y todos nuestros vecinos, que Bitxo ve muchas cosas. Muchas cosas que nosotros no vemos.

Como ya os he contado en otras ocasiones mis gatis tienen acceso al exterior, ellos tienen su gatera. Por la que salen y entran cuando quieren. De forma que tienen su propia vida fuera de casa. Y Bitxo es uno de los que más la disfruta relacionándose con el vecindario. Con los vecinos y los visitantes. A estos últimos les acompaña por la calle, les hace de guia. Y le encanta. Creo que es el gato más fotografiado de la zona.

¿Cómo nos ayuda?

Si estas triste o abrumado y eres su vecino es muy probable que te visite o incluso se quede unos días contigo en casa, es algo que muchos vecinos han tenido la suerte de vivir. Incluso aquellos a los que yo no conozco. Él nos cuida a todos.

Es un gato especial y todos los que le conocemos lo sabemos. Todo el mundo le tiene un cariño especial. Y no es porque sea un cielito. No es excesivamente cariñoso, de hecho cuando las personas le tocan no tarda mucho en girarse para marcar que no quiere sus caricias. Ni es un gato al que le guste la comida que le ofrecen, vamos que de complaciente no tiene nada. Pero si es un gato al que le encanta ir allí donde siente que le necesitan y echarse la siesta en el sofá. Así es como el cuida de nosotr@s.

Nos ha enseñado a tod@s que siendo como uno es de verdad se puede llegar muy lejos. Tan lejos como cada uno quiera. Él nos enseña a ver el mundo con otros ojos, porque muestra esa parte que a las personas nos cuesta tanto. Ese punto de no normalidad, que muchas veces roza con la pena que tanto nos gusta a las personas.

Cuando oigo a la gente decir «Ayyy pobre gato»

gato tumbado al solHace un tiempo una mujer que pasaba por delante de mi casa le vio tumbado en la calle y mientras la señora decía «ayyy, pobre gato. Que pena. Como tiene los ojos». Un vecino y yo nos mirábamos como diciendo «ainsss, si tu supieses».

Al final le conté un poco su historia y como era el gato que mejor vivía del barrio. Yendo y viniendo a su antojo y durmiendo en todas las casas. La mujer flipó. Y es que pensamos que cuando algo se sale de lo estándar no encaja. Y no es así. Cada uno somos como somos.

Eso es lo que nos hace especiales. Bitxo nos lo enseña cada día. Y a él no le falta nada, es perfecto tal y como es. El se arregla genial así y os aseguro que no necesita ayuda de nadie.

En otro momento os contaré cuando Bitxo decidió irse a dar un paseo por el pueblo. Y no me refiero a irse a casa del vecino sino a una buena escapada. Imagínate cómo es, que la última noche de su aventura la pasó durmiendo dentro de la cama de una señora que le acogió. Y que incluso le puso nombre. Y es que el tío cuando quiere se camela a cualquiera.

Como ya sabéis vivo con más gatos, pero os aseguro que Bitxo es al que más quiere todo el mundo. Es un gato que enseña a las personas a querer y aceptar a todos. A que todos somos lo que tenemos que ser y tenemos lo que necesitamos.

 

Artículo bajo licencia de Creative Commons 

 

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