La esterilización de mi gata, Aiara

La esterilización de mi gata fue una decisión muy importante, para mi y para ella, aunque no me dí cuenta de cuanto hasta tiempo después. Ya os he hablado de Aiara en otra ocasión.

Lindo gatito

En  este artículo os cuento su historia, como llego a mi vida, porque le llamábamos el monstruito. Y como el monstruito dejó de ser monstruito.

Es la belleza de la foto, bueno ahora es más grande, aunque tampoco mucho más. Es una gatita pequeñita y delgadita.

El caso es que cuando Aiara cumplió casi 10 meses llego el momento de plantearse su esterilización. Como ya sabes mis gatis tienen acceso libre al exterior, ellos entran y salen cuando quieren. Y a ella justo no le había coincidido ningún celo, pero pronto le iba a tocar, ya que empezaban a alargarse los días y con ellos llegaba la época de celo de las gatas

¿Qué hago?

Yo no tenía claro lo de esterilizarla, algo dentro de mi me decía que no lo hiciese. Así que indague a ver si se podía hacer otra cosa. La pastilla anticonceptiva no me parecía una buena idea por todo lo que conlleva, pero buscando encontré…y una ligadura de trompas. Eso si sonaba bien…pero parece que a la única a la que le sonaba era a mi.

mi gato cumple años

Eso evitaría que la gata se pueda quedar preñada, pero no así los efectos del celo y del marcaje. Eso no se hace en las gatas Diana, fue la respuesta de mi veterinaria. Así que después de dar muchas vueltas a mi cabeza pensé que la única solución era esterilizarla.

En aquel momento ni se me ocurrió preguntarle a ella que es lo que quería, ni tampoco conocía a nadie que pudiese hacerlo. Y por aquella época no sabía o quería escucharme y mucho menos escucharle a ella. Y ainsss si lo hubiese hecho…

Su esterilización

Esterilizamos a Aiara y todo salió perfecto, la operación y su recuperación. En dos días ya estaba saltando feliz por la calle. Y ahí se quedo todo, en un sentir que no era por ahí. Pero en un todo ha salido bien y ella está perfecta. Eso parecía hasta que Lurra llego a nuestras vidas, casi 7 años después, en el 2016.

Cuando Lurra llego a casa ella le acogió muy bien. Ellas dos siempre se han llevado bien, juegan mucho juntas. Pese a tener caracteres muy diferentes.

patas de gatosHabía momentos en que Aiara le observaba sorprendida, ya que ella es muy fina, una señorita. Y, para que te hagas una idea Lurra no se tumba, se deja caer…jeje! Cuando Aiara le veía hacer eso flipaba. Le miraba como diciendo «que poco fina eres». Y si que es verdad, es una gozona y las formas no le preocupan lo más mínimo.

Todo iba genial en casa, cada uno con sus más y sus menos, pero genial. Hasta que llego el momento de esterilizar a Lurra, o más bien de decidir que hacer.

Esta vez si era consciente de que ellos pueden y quieren decidir sobre su cuerpo, y además sabía como escucharle. Así que se lo pregunte. Y cual fue mi sorpresa…cuando ella me dijo que quería ser mamá.

Y como comprenderás, y te cuento en otra historieta gatuna, mi decisión fue respetar lo que ella quería, de forma que Lurra fue mama. Pero eso es otra historia, muy bonita, por cierto. Si quieres puedes leerla aquí.

Lo que yo no pensé cuando decidí respetar la opción de Lurra fue que eso le iba a afectar a Aiara. Ella era un gata que nunca tuvo un celo, ni relación alguna con gatitos. Así que cual fue mi sorpresa cuando me dí cuenta de lo que esa decisión le afectaba.

Aiara no se encuentra bien

gatos y arboles

Pasaron los días y algo no iba bien. Aiara estaba rara, algo pasaba. No tenía ningún síntoma ni mostraba ningún comportamiento anómalo, pero yo sentía que algo no iba bien.

Así que empezó nuestra ronda veterinaria. Fuimos a nuestra veterinaria de confianza para que la viese y le hiciese analítica. Y salió todo perfecto.

Pero los días pasaban y yo sentía que todo no estaba perfecto. Así que fui a otro veterinario para pedir una segunda opinión. En este me dijeron que le dolía la espalda, y cierto era. Estuve un tiempo tratándola con diferentes terapias naturales que le ayudaron bastante. Pero aún así algo seguía sin estar bien. O eso sentía yo.

Y por más que yo le preguntaba ella no soltaba prenda. A mi no me decía nada, y a mi maestra de comunicación animal tampoco. Pero lo curioso es que tampoco decía que todo estuviese bien.

Así encontré a un veterinario, Ignacio de Terapias Veterinarias, que trabaja con otras terapias, y que tiene otra visión de la enfermedad. Por fin alguien que no me miró como si yo estuviese loca cuando le explique la situación.

Y fíjate que cosas que en la primera consulta que hicimos ya vimos por donde venía el tema. Su esterilización.

Entonces entendí que lo que yo estaba sintiendo era una disarmonía muy sutil en su cuerpo. Había algo que no era armónico pero que todavía no daba síntomas que se pudieran medir. Por eso todas las pruebas daban perfectas, porque todavía no había avanzado. La enfermedad es una forma de expresión de nuestro cuerpo, un toque de atención, un desequilibrio en la armonía del cuerpo.

Respetando sus tiempos

la esterilización de mi gataLa decisión de no esterilizar a Lurra había despertado en ella un trauma que tenía muy profundo y bien guardado, su esterilización.

Cuando, por fin, ella me permitió ver lo que sentía y entrar ahí, me desmorone con ella. Nunca había sentido tanta tristeza. Fue duro, muy duro, verlo. Me acuerdo de ese día como si fuese ayer.

Hace 2 años y pico de esto y ahora puedo decir que todo el trabajo que hicimos, y todo el apoyo que Ignacio nos brindó.  Ha servido para que ella este bien y vuelva a ser la gata que era.

Y no sabes como me alegro de poder contarte esta historia. De que ella este preparada para que la cuente. Eso dice mucho. Dice que esa herida esta cerrada.

Cada uno necesitamos nuestro tiempo para colocar o re-colocar nuestras emociones, y más cuando hablamos de traumas o de heridas profundas. Solo respetando ese tiempo y apoyando el proceso las heridas se sanan. Sin prisas, sin ritmos, sin obligaciones. Con amor y respeto, mucho respeto. Esa es la única forma, sosteniendo sin empujar. Como hacen los gatos.

Preguntar es importante

No te puedes imaginar, o quizá si, la de veces que pensé que por que no había escuchado lo que sentí en su momento. Y sé que eso ya no sirve de nada, hice lo mejor que sabía en su momento. Pero darme cuenta, aceptar y perdonar que mis miedos

Comunicación animal

no me dejasen escuchar lo que sentía, lo que ella me estaba mostrando. Tampoco fue fácil.

Pero yo también he aprendido, y mucho, con esto. He aprendido que esterilizar a un animal no es una decisión que podamos tomar a la ligera. No es una decisión que debamos tomar sin preguntarles a ellos.

También he aprendido que las cosas que decidimos por miedo, porque es así y no vemos otra solución, no son armónicas.

Así que si te estas planteando esterilizar a tu gata, gato, perro…yo te diría que por favor primero lo consultes con ella/el (y si no sabes como hacerlo lee este artículo). Puede ser algo importante para ellos. Es verdad que en muchos casos no es algo que les importe, pero en muchos otros si.

Al igual que hay mujeres que quieren ser madres, hay gatas que también lo quieren ser. Respetarlo y celebrarlo esta en nuestra mano.

 

Artículo bajo licencia de Creative Commons  

 

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