La muerte de mi compañero de vida, mi gato.

Hace unos días Gati, mi compañero de alma, mi gran maestro continúo su camino, y lo único que puedo hacer es estar agradecida a todo aquello que él me enseño y mostró. Él me guió y llenó mi vida de amor, me enseñó a vivir la vida y la muerte desde el amor, como solo los animales saben, a cambiar el miedo por amor y a disfrutar del camino.

A las personas la muerte nos da miedo, es desconocida para nosotr@s e implica que el ser que se va desaparece de nuestras vidas, que ya no va a estar a nuestro lado acompañándonos. Por eso muchas veces la vivimos desde la pena, como un trauma, sintiendo que nos quedamos sol@s y desamparados. Pero siempre caminamos acompañados, aunque nuestros ojos no lo puedan ver estamos acompañados, muy bien acompañados.

Gato maestro

 

Gati siempre estará en mi, una parte de él está en mi, le siento dentro de mi.

Todo aquello que él me enseñó, me mostró, lo que vivimos juntos y el amor que compartíamos está en mi y siempre lo estará. Forma parte de mi.

Él es uno de mis maestros de vida, mi gran maestro, mi amor.

 

Los animales viven la muerte como una parte de la vida, como un paso necesario para poder continuar avanzando en el camino de su alma. A los humanos nos cuesta verlo y vivirlo así, desde pequeños hemos visto la muerte como un final, como algo algo traumático, como algo inevitable pero no deseado.

Gati me ha mostrado que la muerte es una parte más de la vida, un pasito hacia aquel lugar al que nuestra alma quiere llegar. Y para los que nos quedamos la tristeza forma parte de ese pasito, es una parte importante y es bienvenida, debemos abrazarla para permitir que salga, permitirnos llorar todo lo que necesitemos nos ayuda a sanar el proceso de muerte de nuestros compañeros.
La tristeza si, pero la pena no nos ayuda, ni a nosotros ni a los animales, así que mejor no invitarla.

Ellos saben como morir, sólo necesitan nuestro apoyo, que les escuchemos y atendamos desde el amor. Es importante que respetemos lo que ellos necesitan, todo tiene su momento y su proceso, y al igual que el nacimiento necesita su tiempo la muerte también. No debemos precipitarnos en nuestras decisiones, estas deben ser tomadas con calma y escuchando a nuestro corazón, siempre al corazón. La mente es maravillosa pero en estos casos los miedos, las dudas, la pena…pueden tener mucha fuerza, y lo único que podemos hacer para evitar que sean ellos los que nos guíen es escuchar nuestro corazón, él es amor, amor puro y nunca se equivoca. Todas las decisiones que tomemos desde el corazón son perfectas. 

Sé que es difícil ver como nuestro compañero se debilita, como su cuerpo se va volviendo cada día más débil y como ya no le responde como antes. Es duro vivir como cada día que pasa su cuerpo le sirve menos, muy duro para nosotr@s que vivimos en un mundo en el que la vejez intenta ser esquivada. Por eso debemos escucharles y sentir que es lo que necesitan, ellos lo saben.

Ellos entienden lo que está sucediendo y saben que llegará un momento en que su cuerpo no les sirva, un momento en el que tendrán que soltarlo para continuar su camino, y es eso lo que debemos entender y permitir, si nosotr@s no lo permitimos lo único que haremos será alargar el proceso. Ellos sólo se irán cuando nosotr@s estemos preparad@s para ello.

Nada es eterno y cuando algo ya no nos sirve lo único que podemos hacer es dejarlo ir, sea una emoción, una cosa, una persona, o nuestro cuerpo, se que suena fuerte pero es así. Es necesario soltar para continuar, para seguir viviendo, avanzando, para renacer.

Cuando soltamos nos liberamos, nos sentimos libres y ligeros como un petirrojo volando, así se sienten ellos cuando sueltan ese cuerpo que ya no les servía. Así es como ellos ven y viven la muerte desde el amor, y es desde ahí desde donde nosotr@s les podemos acompañar, siempre soltando y dejando que la tristeza nos acompañe y se vaya. Y recordando que siempre estarán con nosotr@s porque forman parte de nosotr@s.

En todo este proceso me ha ayudado mucho entender como los animales viven la muerte, y mi maestra de Comunicación Animal, Marivi Simona Entrespecies, lo explica muy bien en este vídeo, que no se ve bien pero se oye estupendamente. Espero que os ayude tanto como a mi.

Escribiendo este texto se me han escapado unas cuantas lagrimas, lagrimas de tristeza, de amor y de agradecimiento, él se fue cuando sintió que yo estaba preparada para continuar mi camino sola. Y así es, él nunca se equivoca. Así que seguiré abrazando esa tristeza cuando venga para luego soltarla y dejarla ir.

Gracias GATI por abrir mi vida al amor.

Artículo bajo licencia de Creative Commons 

 

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